Día del Médico, recordamos al Dr. Roberto Villamayor, el "duro" tierno de la pediatría y la gestión

Hace unos meses, el Dr Roberto Anibal Villamayor Valentino, dejaba este mundo, dejando huellas para siempre, porque no era un hombre que pasara desapercibido. Su voz muy grave, mirada seria, infundía en mucha gente, un temor ante la primera impresión que le causaba enemistades y controversias, pero quienes lo conocíamos, supimos muy bien, el sensible luchador por la salud que existía en él.

Desde joven, fue alumno del Liceo General Espejo en Mendoza, luego Roberto recibió su título de medicina en la Universidad Nacional de Córdoba, en 1970, pero enamorado de los niños, hizo su especialización en pediatría entre 1972 y 1975 en la Universidad Autónoma de México, trayendo a San Juan técnicas innovadoras de tratamientos para niños prematuros y afecciones no tratadas en la provincia. Con otros socios fundó la "Clinica de Pediatría", un centro de salud con tecnología de punta, inédito para la provincia en los años 80, pero la inflación y el dólar, le ganaron la pulseada económica y debió cerrarla.

Su consultorio de la calle Sarmiento, siempre siguió siendo la sede de atención de muchos niños sanjuaninos. Pero el Dr. Villamayor, tenía otra pasión, la gestión en salud y realizo varias capacitaciones para entender del manejo integral de centros de salud. Asi llego al directorio de A.D.O.S cuando el sanatorio Brown brillaba en la provincia y luego pasaría a la gestión pública, como secretario de planificación en el gobierno de la Alianza y luego como director del Hospital de Caucete y finalmente como director del Hospital Rawson en las gestiones justicialistas.

El "negro" vivió en Zonda sus últimos años y nunca se quejó de manejar todos los días desde allí hasta Caucete donde logró la transformación del Hospital con el confort de una clínica privada, mejorando varios servicios y sobre todo, contratando mas profesionales y especialistas. 

El desafío final fue el Hospital Guillermo Rawson, donde debió enfrentar la hostilidad de colegas y el resto del personal, el problema siempre fue el mismo, él buscaba que se cumplan los horarios de trabajo, que se atienda a la gente como corresponde, que haya controles de calidad y que se solucionen los problemas del paciente, era demasiado pedir para un sistema instituido mediocremente, dando por normal, lo habitual y no lo correcto.

Mientras tanto, si un niño se enfermaba en Zonda, todos sabían que "el rancho" del Dr. Villamayor siempre estaba abierto, aunque fuese fin de semana o feriado.

Asi se fueron sus días en este mundo, siempre con la idea máxima de mejorar las cosas, de buscar soluciones, de atender mejor, y jamás ser manchado de ningún acto de corrupción. Sea ésta nota una semblanza para un médico sanjuanino que decidió siempre buscar lo mejor para su comunidad.