Don Julio Eber Fonseca, el gaucho que domó la ciudad

Nació en Bella Vista, Iglesia, en el año 1950, se crió entre caballos y fútbol, en 1980 tuvo que instalarse en la Ciudad, en la era moderna llegó hasta ser meme y viral, en esta nota nos cuenta su historia.

Personalidades02 de julio de 2022JULIO FONSECAJULIO FONSECA
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Don Julio en el homenaje que le hicieron en Diciembre pasado

Hijo de don Leonidas Fonseca y doña Zoraida Contreras, el sexto de 12 hermanos, Julio Eber, nos visitó en el estudio de Modo San Juan, donde contó sus historias, que son muchas, haciendo un balance de vida muy valioso para todos los que lo conocen.

Ante la pregunta de a qué se dedica, nos cuenta: "Actualmente me dedico a las artesanías, quiero hacer cosas para que esto no pase, y enseño y trato de mantener lo que aprendí en el terruño. Hoy hay muchachos que aprendieron a tusar caballos, a herrar y muchas cosas del campo, en mi casa tengo un pequeño taller de artesanías".

Su vida de campo en Bella Vista

"Al ser tantos hermanos, el trabajo se distribuía por edad, el primer oficio era pastoreo, juntar los terneros para echarlos al corral para que el otro día se saque la leche y se haga queso, había que cuidar las ovejas y las vacas. Yo tendría 3 años y ya andaba solo arriando a caballo. A medida que uno iba creciendo, iban cambiando las tareas. Llegó el tiempo de ir a la escuela, se iba de 5 años y había hasta 6º Grado, creo que era buen alumno, no me gustaba faltar, llegamos a tener maestros que manejaban todos los alumnos, éramos 130 y nos enseñaba un solo maestro. Creo que había mucho respeto, el maestro era una autoridad. No pude ir a estudiar a Jáchal ni a otro lado, por razones económicas, pero no me quejo, aprendí muchas cosas de los mayores, siempre preguntando y con respeto. Había gente que no hablaba con nadie y yo preguntaba, "y porque preguntas tanto!" me decían los viejos, yo les decía: porque quiero aprender. Muchos creen que se las saben a todas en la vida, pero eso es mentira. ¿Saben dónde no se puede preguntar nada? en la cordillera! en esas inmensidades no hay a quien preguntar".

Entre caballos y el fútbol, sus pasiones

"Hay tantas cosas que contar; al fútbol lo empezamos en la escuela, empezamos a ir a la cancha a ver el clásico entre Bella Vista y Villa Iglesia, nuestros padres nos daban permiso, mis hermanos más grandes jugaban y yo quería jugar, Juan "el chueco" era arquero y Roberto, el famoso "Poncho Fonseca" era mediocampista. Jugué 14 años en la Selección Iglesiana de Fútbol, de mediocampista, de 6, era fino para jugar. Queríamos construir una cancha propia, y había una trinchera de álamos en el lote, que tuvimos que talar a mano, de raíz con los muchachos, hasta que hicimos la cancha, después pudimos comprarla con beneficios, nos costo $100. Ahí esta la cancha, hasta tribunas tiene. Todo eso nos llevaba a estar juntos, a ser buenos amigos, buenos vecinos, todo eso se aprende con el trabajo, la unión es muy buena."

"En Bella Vista hacíamos grandes cosas como los festivales de Cumbres y Valles Iglesianos, en los 70, invitábamos artesanos, escuelas, y el pueblo se saturaba con 7000 personas en aquellos días. Era un espectáculo muy natural, muy criollo, no teníamos ni luz eléctrica en esos años. el gobernador Gomez Centurion prometió la energía eléctrica para que hiciéramos el festival y cumplió."

"Una vez en la ciudad continuó con las actividades gauchas, protagonizó el crecimiento de la Federación Gaucha Sanjuanina a través de su propia agrupación Cumbres y Valles Iglesianos."

 Su gran cambio de vida, del campo a la ciudad

"En 1980 me vine a la ciudad y en 1982 entré a trabajar al Boletín Oficial, la imprenta del estado, sin saber nada, solo voluntad, el primer día estaba asustado por las maquinas, el ruido, la gente, entonces me dice el encargado; ¿Usted que sabe hacer?, yo le dije: Nada! y en 15 minutos me pusieron a juntar papeles, paró la maquina el hombre y me pregunta: ¿Sabe cebar mate?, Ese es mi oficio le dije!, a los pocos días me dieron las llaves del Boletín, así que a las 6:00hs estaba abriendo el lugar y encendiendo las maquinas, las linotipos, así que tome la posta. El segundo día me mandaron a fundir plomo, a la caldera!. Fundíamos plomo para armar las letras de las linotipos. Así que de a poco empecé a pedir permiso al encargado para aprender el oficio y ahí aprendí a ser tipógrafo. Aprendí a hacer muchas cosas pero paralelamente seguía con los caballos, que nunca lo dejé."

"Hace 6 años que me jubilé y muchos me decían que me iba a morir (ríe) pero yo era muy activo.”

Los valores que quiere dejar

"Osea que yo lo que he hecho y sigo haciendo es con responsabilidad, no me gusta a mi que los chicos falten, que cumplan horarios, que no se pierda la conducta, el saludo, el permiso, y todos esos valores"

"Me ha tocado en suerte tener una mujer que me cuida y me ha cuidado, ella es de campo como yo y sabe hacer de todo y es la madre de mis hijos, ella es Doña Zulma, siempre atenta y especial"

"He tenido la suerte de tener 3 nietos, y 2 casi nietos que son mi alegría"

Yo les pido a los chicos jóvenes que estudien, que hay 2 caminos en la vida, uno es bueno y el otro es malo, yendo con respeto van a llegar lejos. Que no se pierdan las costumbres y las tradiciones."

Sus “famas” mas especiales

"Tengo 30 cabalgatas a la Difunta Correa, viajes a Mendoza a la Vendimia, a Salta, participe de un libro de fotografías internacionales de Aldo Sessa, hice varias películas y cortos, siempre con los caballos. He ido a Chile a representar los gauchos en cabalgatas a Andacollo, tengo el cruce de los Andes, donde nació el famoso grito: "¡¡Échenle los perros!!", que me han hecho muy famoso, en la última cabalgata me pedían fotos los jóvenes y un gaucho de Córdoba me pedía que grite par que me escuchen los hijos allá"

Por último, don Julio es contundente:

"Tomen la posta, no tengan miedo, si no sabe, pregunte y va a salir adelante”

Esta es la historia de mi padre, mi ejemplo, mi cimiento y mis raíces. Agradezco a Dios poder entrevistarlo y publicar su fuerte historia.

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